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MINIMAL ART
por Pablo Villagra y Ellini Abi Ganem
( alumnos de 2º año Prof .Sup Artes Visuales de Neuquén 2007)

Donald Judd
En 1965, el teórico y artista Donald Judd, publicó un artículo en la revista Specific Objects en el que exponía las razones por las que abandonaba la pintura en favor de la escultura como soporte para expresar sus ideales de absoluta objetividad. Ese mismo año, Richard Wollheim empleaba por vez primera el término ‘minimal’ para referirse a las obras creadas según estos principios desde 1962. Esta tendencia tiene sus orígenes en ciertas obras de Constantin Brancusi, Alexandr Rodchenko y Vladímir Tatlin en las que ya aparecía la idea de repetición como expresión del concepto de infinito.


Robert Morris
El artista minimal sitúa sus referentes creativos en el propio objeto artístico alejándose de esta manera de toda interferencia con el mundo exterior. A principios de la década de 1960 surgió una generación de artistas radicales que adoptaron la escultura como medio para exponer sus ideas; entre sus principales exponentes estaban el propio Judd, Robert Morris, Carl Andre, Dan Flavin, Sol LeWitt y Richard Serra. Crearon una serie de obras, que definían como estructuras o sistemas, en las que el predominio de las formas geométricas elementales y de los materiales más rudimentarios era absoluto.
Sol Lewitt
La obra minimalista insiste, de forma metódica, en manifestarse mediante formas puras, poco expresivas, carentes de gestualidad y de tema tratando de lograr la factura impersonal, como reacción contra la preeminencia del expresionismo abstracto.


Para conseguir la reducción formal deseada el objeto minimalista, de un estilo puritano y estricto, se despoja de todo adorno decorativo y se remite a las relaciones del espacio circundante que se resaltan ya sea por el efecto específico de la luz sobre el material, como por la expansión del volumen.
Las obras del minimal art se relacionan con diversas experimentaciones escultóricas y pictóricas en las que se da una fuerte base geométrica, el uso de colores industriales planos y las formas elementales. La primera ambición de las obras minimalistas fue la de combatir la parte de ilusionismo que se daba en la escultura tradicional; se eliminó cualquier posible interpretación ulterior a favor de la sola percepción inmediata de la obra, imperando el orden, la simpleza y la claridad. Otras características de estas obras son la gran escala, la concepción de la obra en función del propio espacio interior donde tenía que exponerse, la relación espacial objeto-sujeto, el uso preferente de formas reductibles y primarias consideradas como un todo, el sistema modular que imprime rigidez y uniformidad a la composición y, así mismo, la participación de una metodología serial, que permite que los elementos se dispongan unos cerca de otros dando lugar a una continuidad y sucesión de los mismos. Son estas características las que confieren a las obras una poética rígida, fría, de una gran claridad estructural a la que se une la del color pretendiendo que el espectador dedique mas tiempo a reflexionar sobre la obra que a contemplarla. Debido a que esos objetos no presentan virtualmente ningún incidente y en apariencia tampoco complejidad los espectadores los encontraron inertes, estériles y aburridos. Cuando estudiamos un objeto con tan poca atracción visual como un cubo de acero, nuestro interés estético tiende a virar de las relaciones internas a las externas; por ejemplo, a la relación entre nuestro concepto ideal y mental de “cubo” y la forma y la iluminación constantemente alteradas del cubo mientras lo contemplamos y nos movemos a su alrededor.

Otro aspecto a tener en cuenta es la relación entre el objeto artístico y el espacio negativo de su ubicación arquitectónica. Gradualmente, los minimalistas fueron creando una escultura que se ajustase a galerías determinadas, en consecuencia la instalación total se transformó en el foco fundamental de atención en vez de los elementos individuales que la componían. Como resultado las exposiciones de arte se hicieron intransferibles y dependieron de la capacidad del artista para repetirlas. La mayoría de las obras minimalistas eran fabricadas por compañías industriales que trabajaban siguiendo las instrucciones del artista haciendo evidente la “despersonalización” y carencia de cualquier gesto o huella particular; por esta razón, y en este contexto se prefiere el término “objeto de arte” que “obra de arte”. Para los minimalistas el rol de las instrucciones era el equivalente a la partitura en música. En apariencia los “objetos” del minimal art se parecen mucho al moblaje modular, a los aparatos caseros y a las formas austeras de la arquitectura “funcional”. Al ejemplificar “lo Standard”, la repetición y la repetibilidad, reflejan fielmente el carácter de la sociedad industrial de occidente. Igualmente la popularidad de los procesos sistemáticos y de los pedidos en serie del arte norteamericano de la década de los sesenta evoca la lógica de las ciencias aplicadas y la administración de empresas. La estética del minimalismo es una “estética de la limpieza” que ejemplifica los valores de aseo y seguridad de la clase media. Durante la segunda parte de los sesenta la hegemonía de esta estética comenzó a declinar ya que los artistas comenzaron a escapar de la espiral del reduccionismo que rápidamente produjo telas en blanco y objetos mudos.

CARL ANDRE


Entre 1958 y 1966 elaboró las bases de su carrera artística partiendo de esculturas de madera, concebidas para exponerlas en el suelo que se implicaban con su entorno.
Le interesaba la escultura como “Lugar”. Esta concepción de “Escultura como lugar” puede parecer extremadamente moderna, pero muestra al mismo tiempo características ancestrales. En muchas de las esculturas para exteriores de Andre se pueden reconocer reminiscencias de la sencillez elemental de los monumentos del paleolítico.
“Steel-magnesium plain”
Cuando empezó a exponer hacia mediados de la década del 60 no se entendió fácilmente el radical acercamiento de Carl Andre a la escultura; la mayoría de los visitantes de la primera muestra en solitario del artista, ni siquiera se atrevieron a entrar en la galería: todo el suelo estaba cubierto de losas de cemento excepto en algunas áreas desnudas que dejaban entrever el piso de madera; el espectador tendría que caminar sobre las losas para entrar en la galería, pero para el público de 1967 eso era demasiado pedir.

STEPHEN ANTONAKOS

Comenzó su carrera artística de forma autodidacta a finales de 1940, a mediados de los ’50, empezó a usar materiales encontrados que combinaba en ensamblajes tridimensionales. A principio de los años sesenta, descubrió la luz de neón que se convirtió en su medio primario; durante esa década sus “Esculturas Fluorescentes” participaron en muchas e importantes muestras colectivas.
“Blue box”

Muchos de los trabajos de Antonakos se centran en la especial relación entre la escultura y la arquitectura en espacios públicos. El artista deja que las finas líneas fluorescentes se muevan ondulantes a través de construcciones antiguas o modernas. Las grandes y elaboradas instalaciones de neón que Antonakos utilizaba para edificios públicos y espacios exteriores significó el descubrimiento de elementos nuevos que eran capaces de reestructurar el entorno y no se quedaban en la simple decoración.

LARRY BELL

En 1962 había desarrollado un método único para el revestimiento de vidrio al vacío que permitía en la producción de superficies de cristal transparente altamente reflectantes. La obra de Bell mostraba una preferencia por las formas cúbicas combinaba la complejidad visual del Op Art con la rigidez formal de la escultura Minimalista. Bell prefería la recepción de varias impresiones simultáneas en un mismo objeto y demostraba tener una noción mucho más lúdica de la pieza Minimalista.

”Cube nº 2”

Las obras de Bell estaban claramente relacionadas con el espacio en el que se instalaban o para el que se concebían, es decir definían su propia materialidad en el. Así interactuaban tanto con el entorno como con el observador, a veces multiplicando la imagen de ambos, otras veces plegando a uno dentro del otro. Así las esculturas de este artista cambian constantemente por causa de factores ajenos como la arquitectura o la naturaleza, que se reflejan en ellas con diferentes tamaños y colores, dependiendo del lugar en que se encuentran.


RONALD BLADEN

El hecho de ser mayor en edad que la mayoría de los escultores asociados con el Minimalismo y provenir de un ambiente social culto lo convirtieron en una figura con autoridad para muchos de ellos, así como para los artistas a los que impartió clases en la Parson School of the sign. En los años cuarenta estuvo implicado en varios movimientos políticos y literarios de ideología anarquista que culminaron en la beat generation. Bladen había sido durante la mitad de su vida un pintor aclamado; por eso, sus críticas sobre pintura eran valoradas y respetadas tanto como sus opiniones sobre escultura. La personalidad de Bladen acabo reflejándose en sus esculturas, que ponían claramente en relieve sus convicciones.
“Three elements”


DAN FLAVIN

Comenzó su carrera como artista a finales de la década de 1950 con cuadros no figurativos, a principios de los sesenta comienza a experimentar con la luz eléctrica, especialmente con tubos fluorescentes aprovechando las limitaciones del medio para extender el concepto de luz, su funcionamiento y la forma en que se percibe. Así, siguiendo esos simples principios, cambia la configuración del espacio que ocupa la obra en una forma extremadamente compleja. Cuando delineaba una propuesta para un lugar específico solía usar combinaciones de tubos dispuestos en series simples que se apoderaban del espacio de la exposición, por ejemplo, las esquinas perdían su función, el resplandor de las luces alteraba la percepción del espacio de la habitación, recubriendo todo con un manto luminoso y pulsante, así mismo los espectadores experimentaban una metamorfosis en el tono de su piel y se sentían inmersos en una silenciosa calma.

“Puerto Rican Light”

DONALD JUDD

Recibió una sólida formación académica durante las décadas de 1950 y 1960 obteniendo licenciaturas en arte, historia y filosofía, lo que llevo a convertirlo en el líder teórico del Minimalismo: su ensayo “Specific objets”, publicado en 1965, fue considerado por muchos historiadores del arte como el primer manifiesto del minimalismo.
La meticulosa instalación de sus trabajos fue siempre de gran importancia para Judo, quien se solía quejar de la naturaleza temporal e improvisada de las exposiciones de las galerías.
En 1964 comenzó a utilizar el plexiglas lo que complico muchísimo la percepción de sus piezas. A partir de ese momento surgió también el juego entre volúmenes, masas abiertas y cerradas, entre reflejos transparencias. En esos años, la relativamente limitada ofertas de tipos de pintura industrial obligaba a Judd y a otros artistas a restringir en gran medida el colorido de sus obras, lo que sin embargo constituía otras de las características del arte minimalista: la eliminación del “Toque del artista”. Era el mundo industrial el que elegía los colores, no el mundo del arte.

SOL LeWiTT

Su obra de los años sesenta debe ser considerada como excepcional ya que sirvió de puente entre la abstracción formal y el conceptualismo. Entre 1964 y 1967, la trayectoria artística de LeWiTT se vio sometida a cambios drásticos. Después de haber abandonado la pintura en 1963, comenzó a construir objetos sueltos en su mayor parte de madera terciada: estructuras reducidas a la mínima expresión que colgaban de la pared o se exponían directamente en el suelo. En 1965 desarrollo su primer modular basado en la forma del cubo. A partir de ese momento decidió pintar todas sus obras de blanco, la mayoría construidas industrialmente con materiales como el acero o el aluminio. Un año mas tarde, comenzaba el primero de sus proyectos en serie y abandonaba así el discurso de minimalista, basado en objetos. Con ello se convertía en uno de los primeros artistas conceptuales de Nueva York.

“Open cube”


ROBERT MANGOLD

Algunos de sus últimos dibujos y pinturas recuerdan lejanamente a los cuadros abstractos de Frank Stella, con sus piezas centrales cortadas y troqueladas, aunque los cuadros de Mangold resultan más bien intuitivo, resultado de una investigación personal.
Como seña de identidades puede señalar el trabajo con lienzos cuyas formas geométricas aparecen a veces distorsionadas, Rectángulos, cuadrados y círculos. Se suelen mostrar imperceptibles, desfigurados o recortados; así se pone de manifiesto una fragmentación de la mirada que tiene su punto de partida en la experiencia del artista frente al paisaje urbano. Como contraposición el artista asociaba los esbozos de curvas sinuosas con las vivencias en plena naturaleza.
Ante la cuestión del carácter de objeto de sus obras, Mangold respondió: “Tiendo mas bien a considerar la pintura como una combinación de superficie y forma mas que como un objeto.”
Mangold presentaba todos los elementos del cuadro en un hipotético nivel plano pero conseguía sin embargo la impresión de profundidad espacial. Esto muestra que incluso en el caso de una disposición clara y objetiva de todos los elementos no se pueden evitar un resto de ilusionismo en la pintura. Así el artista juega con elementos como la forma, el color, la línea y la superficie que desde el punto de vista del observador se transforma continuamente. Las formas en apariencia geométrico-esquemáticas se unen en cuadros de Mangold, formando campos ópticos fluidos y continuamente cambiantes
“Disorted square circle”

ROBERT MORRIS

En 1960 se muda de San Francisco a Nueva York comenzando a construir sus primeras esculturas reducidas. Al mismo tiempo se matriculó en historia del arte en el Hunter College; a finales de ese año publicó “Notes on sculpture” en ArtForum, el artículo con el que se convirtió en el teórico del arte minimalista por excelencia. Fue el primer artista minimalista en desarrollar una teoría concisa sobre la recepción de su trabajo. A diferencia de la mayoría de sus colegas de movimiento no se limitó a seguir una única dirección, sino que exploró diferentes posibilidades, y trabajo simultáneamente con diversos medios. Debido a sus orígenes como actor y bailarín muchos de sus trabajos tratan de una forma u otra el proceso de hacer y percibir.
En 1964 ningún otro artista de Nueva York hacia obras de una simplicidad tan aplastante como las piezas en madera terciada de Morris. Su objetivo manifiesto fue eliminar todas las relaciones internas innecesarias de la escultura y trasladar el centro de atención al espacio y a los espectadores.
Al contemplar sus obras, el propio acto de percepción se vuelve reflexivo. Tan simples como posibles, las estructuras de Morris cambian su apariencia dependiendo de la perspectiva del público y su situación en el espacio de la galería.
“Primary structures”


ROBERT RYMAN

Su obra pretendía sobre todo dejar algo claro: no hay “Pinturas blancas”. Si el espectador ve simples lienzos en blanco es que no ha entendido su trabajo. Otros elementos de la composición eran para él la elección del material (telas, PVC, papel) la decisión de tomar un soporte u otro, la mayor o menor distancia de la pared o la paleta reducida. El artista adopto el formato cuadrado como forma preferida para sus obras porque no estaba especialmente interesado en enfatizar una dirección vertical u horizontal. La figura neutral del cuadrado le servía perfectamente en sus investigaciones sobre la naturaleza de la pintura. Ryman rechazó el ilusionismo tradicional del género, el artista prefería presentar el cuadro u objeto en su propia y simple presencia, desposeído de todo valor representativo o ilusionista. Sus cuadros son evidencias visuales de variaciones de un tema y su color blanco nunca es el mismo: a veces se trata de un tono sólido y mate, a veces se alteran las capas opacas y transparentes; en ocasiones cubre un delgado velo de PVC con gruesas pinceladas, otras un lienzo de lino sin tensar.
Si observamos sus pinturas colgadas de la pared, parecen similares, sino idénticas, pero cuando nos acercamos comienza a apreciarse la diferencia.
“Winsor 5”

RICHARD SERRA

Después de haber estudiado en la universidad de California, se graduó en 1961 en literatura inglesa. Para ganarse la vida comenzó a trabajar en una empresa siderúrgica de la costa oeste. Después de hacer un master en Yale en 1964, se fue a Europa y en 1966 se muda a Nueva York, donde continúa viviendo y trabajando hasta hoy en día.
Muchas de sus obras provienen de la acción directa del artista al seleccionar material y explorar posibilidades como la transformación, deformación, perdida de integridad o el equilibrio físico. Sus esculturas suelen estar hechas de materiales corrientes. Su obra muestra desprecio por el preciosismo o peor aún, por los acabados perfectos. Existe también el elemento de peligro potencial de que la obra pudiera llegar a derrumbarse. Esa precariedad se convirtió progresivamente en una seña de identidad de la obra de Serra.
En su obra mas reciente, hecha de acero especialmente tratado para resistir la intemperie, ha cambiado las propiedades de la escultura que inicialmente la inspiraban para crear obras que muestran increíbles logros de concepción y fabricación. En estos trabajos lleva su propia estética al límite, ejecutándolos con mayor claridad y habilidad posibles.

“Sin título”


JO BAER

Como muchos otros artistas de su generación, tenía una sólida formación académica era licenciada en biología y graduada en psicología fisiológica.
Su pintura revela un profundo conocimiento de la percepción fisiológica como su fascinación por los mecanismos del fenómeno óptico casi todas las pinturas de la artista comparten un tema recurrente: una banda de tono negro que marca el perímetro físico del lienzo, con un estrecho borde interior de un color generalmente mas claro. La obra de Baer puede considerarse una abstracción de la retina provocada por los contornos de delicados tonos rojos, verdes o azules que actúan como obturadores o aberturas. En estos cuadros que usan la luz de una manera no ilusionista, Baer investiga la materia física de la pintura sobre el lienzo, sin enfatizar ninguno, de los componentes del proceso sobre los demás. Ningún elemento-superficie, línea, color- tiene una preeminencia especial sobre los otros, pero cada uno de ellos comparte la visibilidad objetiva del cuadro.
La pintura de Baer y en general la pintura abstracta reduccionistas de ese tiempo estaban envueltas en varias discusiones sobre la supremacía de una forma de arte sobres las demás. Los fundamentalistas del minimalismo cuestionaban la relevancia de la pintura cuando atacaba las nuevas normas del arte impuestas por los escultores minimalistas. Baer respondía a ese discurso con cuadros que tenían que entenderse como hechos percibidos por la retina y presentarse ante el espectador para su terminación visual. Desde la perspectiva de la artista, si había algo pasado de moda, estaba en la mente, no en el ojo del público.

“Primary Light group: red, green, blue”

TONY SMITH
Siempre insistió en que su arte no era producto de un cálculo consciente sino que estaba inspirado en los enigmas y tumultos del inconciente. El afirmaba que su obra estaba cercana a los sueños. Su obra de principio de 1960 significó un importante punto de unión entre el expresionismo abstracto y la nueva actitud y significado del minimalismo. Smith creaba esculturas que interactuaban de manera más efectiva con los edificios modernos y las galerías. Renunciando al pedestal de una vez por todas; Smith y los minimalistas ya no necesitaban más que el suelo.
Smith, experimentado arquitecto de la Bauhaus, estaba muy interesado por las formas arquitectónicas, la geometría, y sus relaciones con la naturaleza.

“Free ride”

ROBERT SMITHSON

Fue el más prolífico artista plástico y escritor de su tiempo. Teorizó de forma extensa sobre el trabajo de sus contemporáneos, así como sobre su propia concepción del arte. Las primeras esculturas abstractas estaban basadas en formas cristalinas y remotamente relacionadas con los objetos no referenciales de los minimalistas.
En 1966 había anunciado la destrucción del objeto minimalista en su ensayo “Entropy and the new monuments”; desarrollando posteriormente, una estrategia artística que combinaba distintos medios y formas de presentación, considerada por algunos entendidos como el principio de la práctica artística posmoderna.
“Mirage nº 1”


ANNE TRUITT

Después de licenciarse en psicología y radicada en Boston, empezó a tomar clases nocturnas de escultura y a escribir poesía. A lo largo de las décadas del ’40 y del ’50 trabajo en distintos medios y estilos, centrándose sobre todo en el dibujo. La artista no desarrolló su obra escultórica madura hasta 1961 cuando abrió un taller en Washington.
Resulta distintiva la racionalidad de su escultura, intentando reflejar de forma abstracta los estados de la mente y la memoria, los de ella y los del público.


4 comentarios:

  1. gracias por estos comentarios. son estupendos.
    un saludo

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  2. buenas, espero sigas con esto, es barbaro.
    nos estamos viendo,

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  3. hola soy maria no sequien eres

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  4. Hola..queria saber algunos nombres de artistas argentinos de Minimal Art..Graciass!

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